Eritrosis, cuperosis y rosácea.

De forma resumida, la eritrosis es una rojez que aparece de forma esporádica o permanente en mejillas y nariz. La couperosis (o telangiectasias) es la dilatación de pequeños vasos sanguíneos en el rostro. La rosácea se produce por la asociación de eritrosis, couperosis y lesiones inflamatorias con pápulas y pústulas en el rostro.

Rojeces de la piel (eritrosis) y dilatación de vasos capilares (couperosis) son dos aspectos frecuentes que suelen formar parte de una misma enfermedad dermatológica -la rosácea-, durante mucho tiempo llamada, equivocadamente, acné rosácea. Esta enfermedad benigna de la piel, que ataca principalmente al rostro, suele ser mal soportada a causa de los perjuicios estéticos que ocasiona.

Cuatro fases
Las cuatro fases de esta afección cutánea no se suceden necesariamente.

Fase 1: El rostro presenta, de forma intermitente y brusca, una rojez muy intensa, que en la zona ocular alcanza a las conjuntivas y produce lagrimeo.

Fase 2: la rojez facial se vuelve permanente (eritema) y se dilatan los vasos capilares (telangiectasias) de las mejillas y de la nariz. La combinación permanente de rojez y de dilatación capilar constituye la cuperosis, que a veces viene acompañada de edema; éste es el aspecto más característico de la enfermedad.

Fase 3: sobre el telón de fondo de la couperosis aparecen granos inflamados (pápulas), a veces coronados por una pequeña bolsa de pus (pústulas).

Fase 4: los tejidos cutáneos se espesan y ofrecen aspectos clínicos, el más característico de los cuales es la nariz roja abultada (rinofima).

La rosácea se agrava poco a poco, evolucionando por accesos, y puede complicarse con afecciones oculares.

Origen vascular

Muchas evidencias hacen pensar que el mecanismo fisiopatológico de la couperosis y de la rosácea es vascular:

-El carácter vascular de los síntomas clínicos de la rosácea en las fases 1 y 2.

-Su asociación frecuente con otros trastornos vasculares, como las migrañas.

-El campo de acción de la enfermedad, que corresponde a la topografía de la vena facial.

-La hipersensibilidad al calor de las personas afectadas, probablemente porque la vascularización del rostro no se adapta a los cambios térmicos.

-El mecanismo de las rojeces intermitentes faciales que, como está demostrado, se debe a un retraso en el vaciado venoso y no a un aumento del caudal sanguíneo en las arterias.

Junto a este mecanismo vascular, parecen existir factores inflamatorios e infecciosos que explican las manifestaciones que se producen en las fases 3 y 4.

En recientes investigaciones se han puesto de manifiesto dos fenómenos que explican los signos vasculares de la cuperosis:

-Destrucción del colágeno y de la elastina bajo los efectos de enzimas específicas -las colagenasas-, que crea un vacío dentro de los tejidos dérmicos.

-Este vacío se llena inmediatamente por la proliferación de las células endoteliales, que acaba en la formación de vasos.

Hay factores que predisponen, desencadenan o agravan la couperosis como el tipo de piel claro, además suele afectar a perfiles jóvenes de entre 30 y 50 años.

Tampoco es aconsejable hábitos tóxicos como el alcohol o la ingesta de alimentos picantes y tener cuidado con las variaciones importantes de la temperatura externa. Además el estrés es otro gran enemigo de cualquier patología en la piel.

De la eritrosis a la couperosis

Como primera fase de la rosácea, la eritrosis es una afección benigna, pero particularmente molesta por las lesiones estéticas que conlleva.

Las rojeces bruscas y muy intensas del rostro, que constituyen la fase precoz de la enfermedad, pueden ser desencadenadas por la absorción de una comida o de una simple bebida, por la digestión y por modificaciones importantes de la temperatura externa.

Cuando la eritrosis se vuelve permanente y los vasos quedan dilatados (telangiectasias), se entra en la fase de la eritrocuperosis.

Un inconveniente físico que repercute en lo psíquico. Éstas son algunas de las frases que suelen decir los afectados por estas alteraciones:

-“Cualquier cosa me pone la piel roja”.

-“Tengo sofocos que me hacen enrojecer”.

-“Las mejillas me arden”.

-“Se me pone la nariz roja y parece que me pase el día bebiendo”.

-“Siempre me dicen que tengo buena cara, pero siento que me lo dicen de forma peyorativa

Tratamientos cosméticos

– Evita limpiezas agresivas (detergentes, tensioactivos) y el contacto con agua calcárea. No utilices nunca jabón alcalino.

– Es importante limpiar la piel con un producto diseñado para este tipo de patologías.

– Seca la piel sin frotar, dando toques con un pañuelo de celulosa.

– A los hombres, aconséjales un afeitado suave con productos para pieles sensibles.

– Evita exfoliantes, lociones con alcohol o astringentes y fórmulas que pueden producir alergia.

-Recomienda a tus clientes que no se expongan al sol de forma abusiva y que cuando lo hagan se apliquen protección solar adaptado a la patología.

– Por supuesto, el consejo mayor es aplicar un tratamiento específico para el problema. Lo más importante de todo es hacer un buen diagnóstico y evaluación y a partir de ahí elaborar un protocolo personalizado al cliente y a su problema.

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VERDADES Y MENTIRAS SOBRE LA COUPEROSIS

-La couperosis aparece en invierno

FALSO: la couperosis es un estado permanente observable tanto en verano como en invierno, aunque es cierto que el frío es un factor agravante. Con el bronceado del verano, las rojeces se ven menos, pero es para resurgir luego con más fuerza.

-La couperosis afecta sobre todo a las adolescentes y mejora con el tiempo

FALSO: aparece después de los treinta años, sobre todo en las mujeres, y tiende a aumentar con los años. Conviene tratarla lo antes posible y saber protegerse de los factores que la favorecen.

-La eritrosis es una rojez permanente

FALSO: la eritrosis es una dilatación pasajera y reversible de los vasos sanguíneos faciales, responsable de la rojez. Los accesos se producen después de tomar comidas picantes y con los cambios bruscos de temperatura. Cuando se vuelve permanente, se la suele asociar con la couperosis.

-El estrés agrava la cuperosis

CIERTO: las personas estresadas, nerviosas y emotivas son las que con más frecuencia presentan placas rojas en el rostro. Esos episodios de vasodilatación repetida hacen sufrir variaciones de calibre nefastas a los vasos cutáneos, que pierden elasticidad progresivamente, no realizan bien el reflujo venoso y producen rojeces permanentes.

-No se pueden aplicar mascarillas a una piel con cuperosis

FALSO: se pueden aplicar mascarillas calmantes y refrescantes, pero hay que evitar los peelings abrasivos.

-La couperosis aparece en pieles secas

FALSO: puede aparecer en cualquier tipo de piel, seca grasa o mixta. Los hombres tampoco se libran de ella.

-La piel sensible puede evolucionar hacia la couperosis

CIERTO: la piel sensible es generalmente clara y fina, por lo que está expuesta a irritaciones, picores, ardor y rojeces. Necesita productos de higiene y tratamientos específicos muy suaves si se quiere evitar que esta reactividad evolucione hacia la couperosis.

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